viernes, 22 de julio de 2016

Si no hay suficiente información: ¿Qué hacemos?

Si no hay suficiente información: ¿Qué hacemos?
Dr. Orville M. Disdier Flores

Epidemiólogo y Educador



Veamos los hechos: El virus del ZIKA se transmite por un mosquito que desde hace muchas décadas es endémico de Puerto Rico (deberíamos ser los verdaderos expertos a nivel mundial en cuanto al manejo de enfermedades transmitidas por mosquitos se refiere). El virus del Zika se transmite también por contacto sexual. Algunos expertos han sugerido que, en las embarazadas, la infección con el virus del Zika aumenta el riesgo de microcefalia en el feto, lo cual sería terrible para cualquier familia o comunidad.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han recomendado la fumigación aérea con un pesticida llamado Naled (también relacionado a Bromex, Dibrom, Fly Killer-D, Lucanal, RE 4355) como parte de un Manejo Integrado de Vectores (IVM, por sus siglas en inglés); el Extension Toxicology Network (un proyecto colaborativo de Cornell University, Michigan State University, Oregon State University, y University of California) advierte que todo producto que contenga Naled debe ser etiquetado con la palabra “Danger” (Peligo), debido a que es un químico que interfiere con el sistema nervioso tanto de insectos como de humanos.

La Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) ha clasificado al Naled como un químico del Grupo E que significa que “hay fuerte evidencia que sugiere que no es carcinógeno para los humanos”. Pero, debido a los posibles efectos nocivos a la salud, en el 2006 la EPA canceló el uso de organofosforados para la fumigación residencial. Algunos estudios, publicados en revistas científicas, sugieren que, luego de la fumigación con Naled, la toxicidad ambiental para algunas mariposas, orugas, abejas y conchas marinas aumenta entre 60% y 80% (Bargar, et al., 2012; Delgado, et al., 2013; Hoang, et al., 2015).

Por otro lado, otros estudios, también publicados en revistas científicas, sugieren que la fumigación con Naled en Volúmenes Ultra Bajos (ULV, por sus siglas en inglés) no representa riesgos para los humanos (Schleier et al., 2009; MMWR, 54(21), 2005). En conclusión, la información parece ser contradictoria e insuficiente para poder establecer una postura basada en evidencia. Entonces, ¿qué hacemos cuando no hay suficiente información?

En una entrevista para una revista inglesa, Keith Still, un experto en aplicar las matemáticas a situaciones humanas explicó que tanto la falta de información como la información aparentemente contradictoria, pueden ocasionar terribles problemas y desatar el caos en las poblaciones humanas. Es precisamente esto lo que parece estar pasando en Puerto Rico, un fenómeno que algunos llamarían el fenómeno de “no se sabe ni la hora que es”. Pero, es precisamente en momentos como este que nosotros los epidemiólogos, estadísticos, salubristas y demás profesionales de las ciencias de la salud, debemos intervenir.

Sir August Bradford Hill, quien alguna vez fuera presidente del Royal Society of Medicine, argumentó que los científicos no tenemos derecho a ignorar nuestro deber de exigir la posposición de cualquier acción de política pública que la evidencia científica sugiera es dañina a la sociedad hasta que la evidencia empírica demuestre lo contrario. Como epidemiólogo y educador es mi deber responder a este llamado ético. Ante un panorama lleno de confusión e incertidumbre es necesario posponer toda acción para la cual aún tenemos serias dudas, como lo es, por ejemplo, la fumigación química a la población general. Esto no significa que la fumigación no pueda ser una alternativa necesaria en un futuro, pero antes de pretender utilizar un tanque, para destruir la casa con la esperanza de aplastar al ratón, es imprescindible agotar primero todas las demás medidas de control (individuales, ambientales y epidemiológicas).

Como sociedad, ¿ya hicimos todo lo posible por recoger las gomas de autos y destruir criaderos de mosquitos? ¿Las entidades públicas y privadas realmente fomentan a diario el acceso y el uso a repelentes? ¿Realmente fomentamos el acceso y el uso de profilácticos? ¿El gobierno ha establecido fuertes colaboraciones con el sector privado? ¿Realmente el sector privado ha hecho todo lo posible y a su alcance? ¿Hay una comunicación efectiva entre los ciudadanos y el gobierno? ¿Las estadísticas son claras y precisas?

3 comentarios:

  1. Excelente análisis Dr. Disdier. Gracias por compartirlo. Estoy publicándolo en mi FB para beneficio de todos. Saludos.

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  2. Muy buen análisis Dr. Disdier. Ahora bien usted como Yo, sabe que no hay suficiente promoción hacia la salud y mucho mas menos interés de la gente para aprender y que entiendan la magnitud de las situaciones que pueden afectarnos como país. Nunca he podido entender porque los individuos no prestan atención y apoyan las medidas que son de beneficio, pero creo que esa será siempre mi incógnita.

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  3. Primer nivel de intervención: intervención primaria. Deberíamos dedicar más esfuerzo hacia la prevención y a la información. Pero claro, parece que no hay interés por llegar uno a uno a cada ciudadano, por tener una sociedad más informada y proactiva, por lo tanto usan medidas de mitigación en masa, fomentando a su vez la desinformación, falta de educación sexual, etc.

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